lunes, 9 de mayo de 2011

Poesía: El fin

Ya no mojo de sueños mis labios,
me embriago en la noche por amor,
y solo el alcohol me da el calor,
en mi banco de excusas y agravios.

La miradas esquivan mis formas,
toda limosna por poca se excede,
pues mariposas ocupan mi sede,
y el amor no se vende ni compra.

A lo loco perdí un poco el juicio,
por matar un amor en verano,
enfermé por sentirme más sano,
mi alegría se transformó en vicio.

No me luce el pelo y no por sucio,
vivo del aire que a los demás sobra,
vivo para ver como otros cobran,
mientras él se torna al rucio

Estoy curado de espantos,
a un paso de empezar el camino,
sin pan, ni agua, ni amigos,
herido de muerte por tantos.

Tanto se llevó entonces el amor contigo,
que en vino se convirtió el llanto,
y ahora solo me queda rezarle al santo,
y ser más listo que el hambre que mendigo.

Quisiera que sepas que escribo,
por no ahogarme en un charco de penas,
por decir lo que sienten mis venas,
por mostrarte que aún sigo vivo.

Quisiera tenerte en mi ayuda,
quisiera tener esa suerte,
de poder decidir que mi muerte,
la señale algún día la tuya.

Si algún día me recuerdas,
yo sigo sentado en aquel banco,
en frente de donde de blanco,
me diste un "hasta que muera".

Y yo muero en este poema,
porque tu amor me dijo adiós,
porque ya no creo que Dios,
tenga piedad de mi escena.


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