viernes, 20 de mayo de 2011

Reflexión: Ser pregunta

Soñó Dios con crear el mundo y empezó a hacerlo por los días: Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábado y Domingo; que son los siete días que tardó en crearlo. Puso al hombre en el mundo y lo hizo a su imagen y semejanza. Pero el hombre no soportó ser menos que Dios y al sentirse secundario quiso ponerse a su altura.

Cogió el hombre el regalo de Dios (el mundo) y lo dividió a la tierra y al agua agua. La tierra fue dividida en siete continentes: Europa, Asia, Antártida, América del Norte, América del Sur, y Oceanía; e hizo lo mismo con los mares dividiéndolo también en siete, los cuales surcaron los mejores marineros. Vio sobre el cielo el arco iris, y renunció a que su vista pudiera reconocer el ultravioleta y el infrarrojo, y de esta manera los dividió en siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo, y violeta. Observó que el gato retaba a la muerte y quiso otorgarle siete vidas. El hombre, que es terco y envidioso, no podía crear una maravilla en siete días como lo había hecho Dios, y quiso hacer siete maravillas, las cuales repartió por el mundo. Estas maravillas se crearon gracias a que antes se inventaron siete artes: pintura, escultura, arquitectura, literatura, música, danza, y teatro (que después derivó en el cine). Antes de crear el arte de la música se crearon siete notas: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si. Quiso enfrentarse a Dios el hombre y creó pecados que volvió a dividir en siete: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza; y así compitió contra Dios. Quiso el hombre creer que creando siete elementos sobre todo lo que controlaba superaría a Dios, pero lo que no sabe el hombre es que Dios controla al hombre por sus sentimientos, Dios creó su arma más poderosa para que nunca el hombre pudiese superarle porque lo único que debilita al hombre son sus sentimientos, el amor. Ya lo dijo Jesús cuando bajo a la Tierra, no se debe perdonar siete veces, sino setenta veces siete. Y para ser el amor absoluto se tiene que ser pregunta: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Qué? ¿Cuánto?



Por ejemplo, el hombre ama a sus padres, porque son el por qué de su vida.

Yo que soy de buen querer, enamorado, yo, quiero ser su cómo, su cuánto, su por qué, su dónde... Quiero ser donde llore, donde descanse, vivir juntos, quiero ser donde vea a alguien especial... quiero ser su cuánto, porque quiero ser cuanto más especial mejor, cuanto más importante, mejor, cuanto más amado mejor... Quiero ser su cómo, como vive la vida, que quiera ser como yo... Quiero ser su cuando, que recuerde mis fechas, que sea su pasado, su presente y su futuro... Quiero ser el por qué, y aunque no sea el por qué de su vida, quiero ser el por qué vive como vive, el por qué sueña lo que sueña, el por qué ha logrado lo que ha logrado... Siempre se empieza siendo un qué en la vida, un amigo, un conocido... pero solamente cuando eres estas seis preguntas preguntas: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Qué? ¿Cuánto?... Sólo entonces eres la séptima y puedes decir que posees el amor: El Quién, ser alguien en la vida de otra persona.

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