Arranca un te quiero
una mariposa blanca,
de todos el primero,
y sólo agita sus alas.
Una mariposa que era,
hace nada un gusano,
y aunque un capullo fuera,
serlo no le fue en vano.
Ahora agita sus alas,
y sola provoca un tornado,
sabe que haga o no haga,
deja de estar en sus manos.
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