viernes, 27 de mayo de 2011

Reflexión: Telas de arañas

Siempre he querido dedicar unas bonitas palabras, pero solo el desorden de las mismas es lo que las embellece. Sabiendo esto, siento el límite que aprieta, la libertad que me falta, el caos que me acecha... He huido de protocolos y formalidades, no quiero dar los buenos días si no los siento como tal, ni desear la compañía de alguien en quien no creo cuando me despido de alguien cercano. No quiero salir a la calle sin las zapatillas cómodas que uso para andar por casa, o sonreir cuando no me apetezca hacerlo y que alguien me exija hacerlo, pues nadie me obliga a llorar cuando estoy contento. No quiero besar sin sentir, ni dar dos besos en las mejillas a un desconocido ni tenderle la mano, mi mano está para quien está a mi lado, no quiero tenerla ocupada para cuando esas personas la necesiten. No quiero creer lo que no es, o quedarme callado para que mis palabras no desgarren a quien me escuche. Ahora toca ser ruín, egoísta, egocéntrico... Voy a dejar de ser quien me han enseñado a ser, dejemos que el corazón por una vez piense y la cabeza por una vez sienta. Quiero ser mi yo más profundo, mi mí mismo.
La vida es una llama a la que cuanto más vida le des más posibilidades tienes de quemarte, y a la que si abandonas se apaga... Si simplemente buscas sobrevivir no le des vida ni la abandones. Pero ¿Cómo sabes que es la mejor opción? Hagas lo que hagas, mucha fuerza, la suerte sólo sonríe a quien la busca.

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