martes, 26 de abril de 2011

Capítulo 3: Ciencia

El ser humano ha descubierto un parte de la realidad matemática, a la que ha denominado ciencia. La ciencia, como ya hemos dicho, es el método de creación de Dios, es decir, es el método binario, traducido y simplificado para el hombre. A partir de ella, ha progresado ilustrándose en pensamiento y ha ido rompiendo la jerarquía establecida y la conducta moral, y se ha ido haciendo poderoso, y a la vez ha podido hacerse un poco más libre de la ley de Dios. Según Nietzsche, la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo, y es que a lo largo de la historia el hombre se ha engañado con otras teorías y afirmaciones que después se han podido desechar gracias a que se ha ido conociendo parte del método matemático de Dios. Si el ser humano llegara a dominar este sistema, podría crear, modificar, destruir y reparar materia, e incluso decidir el pasado, presente y futuro, tal y como dijo Marsilio Ficino en su obra ``El alma del hombre´´ preguntaba: ``¿Quién puede negar que, en cierto modo, el hombre también sería capaz de fabricar Cielos si tuviera a su alcance los instrumentos y el material celestial?´´. De momento tan solo ha podido modificar, aunque cada vez a una mayor escala, pues aunque alguno piense que se puede crear por ejemplo un feto de un progenitor estéril, tan solo estamos modificando o alterando el proceso en el que éste llega al óvulo, no creamos un óvulo o un espermatozoide de manera artificial. Aunque ya se experimenta con corazones artificiales, tan sólo son aparatos que sustituyen la función de un corazón, no un corazón en sí. Tampoco existe ningún caso en el que se haya podido eliminar materia, pues se transforma en otra cosa, por ejemplo si quemamos algo se convierte en cenizas, y aunque hayamos modificado su alma entera convirtiéndolo en otra sustancia, ésta sigue existiendo, y aunque tratáramos de eliminar algún objeto siempre quedaría esa partícula indivisible a la que llamamos átomo, y en el caso de que lo modificáramos seguirían existiendo electrones, protones y/o neutrones de él, de ese mismo elemento. Probablemente al modificarlo todo reduciéndolo a su mínimo exponente, solo quedaría intacta el alma, pues al modificar su composición como elemento no sería él mismo, y perdería su naturaleza, como ya hemos dicho, cuerpo, mente y alma están destinados a su desintegración, y el cuerpo desaparecerá hasta que todos sus datos biológicos hayan sido transmitidos a otra alma o a otros microorganismos. Pero el alma del ente en cuestión seguiría existiendo.

Hemos hablado de que la ciencia puede acercarnos a la verdad absoluta, o incluso hacernos llegar a ella. Pero, ¿Qué ocurre con todos aquellos asuntos que la ciencia no puede tocar como la filosofía o el arte o cualquier otro tipo de ciencia distinto al matemático? Estas ciencias calificadas de subjetivas, no poseen un valor absoluto correcto para todas las personas porque la transmisión de datos se realiza con el habla y ésta es una forma de representación de ideas, pero no es una representación perfecta. Esto ocurre debido a que son ciencias sensitivas, es decir penetran en nuestra mente a través de los sentidos, y nuestros sentidos están influidos por la moral que se nos haya inculcado y por lo desarrollado que esté ese sentido para captar la idea que se le intenta transmitir. Es decir, las ciencias que no son matemáticas son por un lado ciencias que pueden aprenderse a valorar y ciencias para las que no todo el mundo está capacitado para ese mismo fin. En el caso de la lingüística, por ejemplo: Un
Un hombre podría estar hablando con una mujer y decirle con una expresión que denote rasgos de tristeza: ``soy el hombre más feliz del mundo´´. El hombre ha mandado un mensaje que lingüísticamente es correcto y que podría ser verdad, pero seguramente será interpretado de otra manera por la mujer, porque en su cultura social o en su moral, ella ha aprendido que una persona feliz debe estar sonriendo. Por tanto sobre el mismo asunto tendrá una visión distinta, y su lenguaje no expresa lo que realmente siente esa persona. También en el mismo ejemplo podría parecer feliz y afirmarlo, pero en su interior sentirse mal, porque el lenguaje corporal es otro sistema de transmisión representativo, y en éste último caso, si la mujer apreciara que a pesar de que el hombre diga lo contrario, y de muestras de que realmente es feliz, podría saber que realmente no es así porque tuviera la capacidad de saber que él no está diciendo la verdad.

En el ámbito matemático, si una persona dijese: “Uno más uno son dos”, en este caso la representación de la idea es perfecta porque se cumple en un cien por ciento de las veces en el mundo de las ideas.


Entonces la diferencia entre una ciencia sensitiva y una matemática está en que la ciencia matemática expresa verdades absolutas, y las ciencias sensitivas relativistas. Se entiende por relativo que una idea para ser cien por cien absoluta debe ser captada de forma absoluta por un receptor que haya aprendido a valorar esa idea y tenga capacidad absoluta para captar la integridad de la idea; ser expresada lingüísticamente, e incluso corporalmente, de forma correcta y entendiendo la idea en sí como una verdad; y expresarse de una manera que no sólo se aproxime a la totalidad de la idea sino que la contenga. Además la moral influirá en la percepción de la idea, por tanto el conocimiento de aprendizaje del receptor debe serlo de un modo absolutista. Pero esto es sólo la idealización de una idea de una ciencia sensitiva, porque es casi imposible que todos estos requisitos se cumplan plenamente.

Por tanto un debate, una conversación o cualquier tipo de discusión nunca llegarán a una verdad absoluta, a lo mejor podría darse el hecho de que se aproximara. La representación de una idea puede ser correcta al cincuenta por ciento por lo que existiría otra afirmación u otras afirmaciones que representaran al otro cincuenta por ciento y que por tanto también serían afirmaciones correctas, o mejor que correctas, relativas. Las verdades relativas son aquellas que definiríamos como la expresión de una idea de un modo lingüístico de una manera más o menos correcta, provocada por la poca afinidad representativa del lenguaje en algunos casos, y del desarrollo y aprendizaje del aspecto sensitivo. Esta falta de afinidad representativa se debe a que nuestro procesador no está desarrollado de la misma manera en unos y otros, por tanto la transmisión de la idea desde el alma al mundo sensible no alcanza o puede no alcanzar su valor absoluto, dependiendo del lenguaje corporal, el lingüístico y de si el mensaje realmente se adapta a lo real. Pero esto solo depende de ellas cuando el mensaje no se refiere a la ciencia, ni a ninguno de los temas que le concierne.

Por tanto el valor subjetivo existe a consecuencia de cómo se expresa la idea, pero también de la moral adquirida por el individuo a la hora de procesarla e instalarla en el alma.

Por último, debemos decir que muchas de las ideas relativas son parte de nuestra moral, y deben irse destruyendo conforme se haga el camino hacia la verdad. Las religiones polisémicas por ejemplo parten de una idea en la que los dioses suelen atribuirse a aspectos naturales, y no esa idea pasa de unos a otros como tradición. Si no se destruye la esa idea las siguientes generaciones seguirán sin avanzar hacia la verdad absoluta. Aunque no por ello deja de ser una verdad, ya que la naturaleza está creada por el método de Dios, y él está impregnado en ella. Pero no solo por eso, sino porque cualquier frase es una verdad, pues será una verdad lingüística, y por tanto, en ella habrá parte de verdad, no al cien por cien pero con una parte de verdad lo que supone que sea una verdad relativa.

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